El agua es el recurso más abundante de nuestro planeta azul, la Tierra. El agua es esencial para nuestra supervivencia y, sin embargo el agua para el consumo humano es un bien escaso. De hecho se estima que para 2030 la escasez de agua afectará a más del 40% de la población mundial, en estos momentos la principal fuente de consumo de agua, el agua subterránea, está cada vez más contaminada [1]. Debido a que más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierten sin ningún tratamiento previo en ríos y mares, el agua subterránea está contaminada [2]. Como resultado, sin agua potable y saneamiento gestionados de forma segura, 2.200 millones de personas ya están en riesgo de salud [3]. Además de la contaminación y la falta de un tratamiento adecuado de las aguas residuales, los cambios morfológicos, la sobre extracción y el cambio climático solo empeorarán la situación actual.
Teniendo en cuenta este escenario, la Unión Europea y la ONU con su objetivo de sostenibilidad 6, “garantizar el agua y el saneamiento para todos en 2030”, están haciendo todo lo posible para revertir la situación mundial del agua. Para ello, la tecnología en el tratamiento del agua será crucial para alcanzar un futuro sostenible.
El alimento, como el agua, es un pilar fundamental para el ser humano, y ambos están estrechamente vinculados. La agricultura utiliza la mayor parte (72%) de los recursos mundiales de agua dulce [3] y consume alrededor del 30% del consumo total de energía [4], por lo tanto, el agua y la energía desempeñan un papel fundamental en la agricultura. Sin embargo, a medida que se intensifica la competencia intersectorial por el agua y aumenta la escasez de agua el uso del agua para la producción de alimentos necesitará una revisión. Además, la agricultura industrial ha demostrado ser devastadora para el medio ambiente y las comunidades humanas, lo que se ve agravado por la rápida expansión de las ciudades y la población. Así, en los próximos años será obligatorio adaptar la agricultura a prácticas más sostenibles y nuevas tecnologías para disminuir el consumo de agua, la contaminación y la dependencia de energías no-renovables.